Bolivia primero, Venezuela después. Dos rivales a los que históricamente les sabemos ganar. Nos ponemos inseguros con todos, pero con estas dos selecciones sabemos que un empate es poca cosa y que un triunfo de visita es posible, ya ha ocurrido. ¿Que Venezuela ha mejorado mucho? Cierto. ¿Que la altura de La Paz jode? También. Pero el asunto esta vez pasa por Chile.
Primer efecto del entrenador. A diferencia de los partidos con Uruguay y Paraguay, la nómina no se parece en nada a la selección de la desastroza Copa América 2007. Ni rastros del Pelao. Bielsa se dio maña para convocar -ya veremos después a quién pone en cancha realmente- a jugadores que no sonaban ni en la selección de showbol. ¿José Pedro Fuenzalida? ¿Rafael Caroca? ¿Pedro Morales? ¿Jean Beausejour? Claramente la convocatoria la hizo Bielsa pensando, a lo argentino, que es mejor tener mucho donde escoger.
Segundo. No hay nadie que pregunte "
oiga don Marcelo, ¿va a salir con línea de 5 en el fondo?". A lo mejor te gusta, a lo mejor no, pero Bielsa está convencido que no hay dos esquemas. Que juega con tres puntas. Con un sólo contención. A lo mejor nos pondríamos más nerviosos si fuera contra Brasil, pero la verdad es que con Bolivia y Venezuela hay que ir al frente, así que el esquema está claro y no hay dudas. La presencia de los sub23 y otros más se entiende porque han aprendido el modelo de Bielsa. Para el rosarino, me parece, lo relevante es el funcionamiento colectivo. Incluso por sobre los nombres o precios que haya en cancha.
Tercero. Bielsa es un porfiado. Pone a los jugadores dentro del esquema, no al revés. No extrañarse si aparece Iturra de carrilero o Gazale lejos del área, de wing. Al Gary ya lo hemos visto de stopper y no extrañaría tanto, pero para Bielsa no es concluyente la posición de los jugadores en los clubes. Aquí hay un área de muy poco consenso: ¿por qué pone al Piña de puntero? ¿Por qué ensaya con Chapita Fuenzalida o con Beausejour de centro delanteros? Si le resultara, todos sorprendidos pero contentos. El asunto es que es difícil creer que la polifuncionalidad da para tanto si no rinden.
Cuarto. Ante la aparición del
bielsismo chileno (furiosos viudos de Bonvalet que esperan que el DT exilie a los rotos de las canchas de fútbol), conviene decir que este gurú sí que es difícil de seguir. Su particular idea de lo que es un buen resultado nos va a dejar discutiendo por mucho tiempo más allá de los dos partidos que vienen. Hay bielsistas que piensan que no importa quedar fuera del mundial 2010. Que es hora de pensar en el 2014, y que el corto plazo es enemigo del largo plazo. Que los resultados no importan, un poco como
dice Salah. Mi impresión, ya que estamos con un italiano en la mano y en la otra una ginger ale, es que sí le interesan los puntos. El asunto es que
además de eso quiere fidelidad a una idea, quiere que los jugadores le obedezcan, quiere que no le hagan caso a nadie más. No quiere a Coté López en la tribuna. No quiere reclamos por la prensa. No quiere periodistas en los entrenamientos. No quiere que le hagan según qué preguntas. Es muy posible que no quede contento ni con dos triunfos. Ya sabemos cómo quedaría la Plaza Italia si hacemos 6 puntos. Ya sabemos cómo nos volvemos locos y lo difícil que es recuperarse de las decepciones que, inevitablemente, vendrán después.